lunes, 1 de agosto de 2016

Corazón de Tierra

Suave, húmedo, fértil, moldeable y modelable.
Siente, vibra, se expande y se contrae.
Se quema y se transforma.
Se vitrifica, se parte, se desmenuza.
Es nuevamente polvo.

Fecunda y amorosa esta nave, la Madre Tierra que nos contiene y cobija y de la cual nacen todas las cosas. Todas. Ni una particula se desprende de ella, todas imantadas a su centro gravitacional, son partes de un mismo cuerpo. Un cuerpo que se extiende más allá de nuestra comprensión humana y está conectado a otros cuerpos que flotan en este vacío infinito cósmico.
Hermosa nave repleta de paraísos, y también de infiernos. De maravillas y atrocidades.
Hoy te honramos, te recordamos sagrada en tu esencia milenaria, de la cual se ha nutrido la humanidad desde tiempos remotos.
Te damos nuevamente gracias, por ser vasija, materia contenedora de nuestro aliento, de nuestros sueños y pensamientos.
Procuramos sostener sueños que perpetúen tu vida y te sigan reconociendo bella y generosa sobre todas las cosas.


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