miércoles, 3 de febrero de 2016

Dar y recibir

Gran tarea la de mantener el equilibrio entre estas dos polaridades.
Todo en este juego de la vida tiene que ver con ese equilibrio. No podríamos identificarnos sólo con uno de los extremos. Hablamos de integrar la energía masculina (dar) y femenina (recibir). Como polos opuestos, son simplemente eso y no por ser hombre o mujer deberíamos identificarnos más con una o con la otra, pero encontrar el equilibrio entre estas dos energías es trabajo de toda una vida, y cada relación con un otro y hasta con nosotros mismos, está atravesada por esta búsqueda de equilibrio.
En cada relación con un otro, nos relacionamos también con nosotros mismos, y en cómo tratamos a un otro queda reflejada la forma de tratarnos a nosotros mismos. Si entendemos que el otro es un "otro yo", es una parte de este todo que nos atraviesa, entonces comprendemos que lastimando a un otro, nos lastimamos a nosotros mismos. Desde esta perspectiva, no puedo exigir a un otro, que me dé lo que yo no me estoy dando. En fin... empiezo y termino en mí.
En el camino de hacernos más conscientes de este intercambio, lo natural es que prestemos más atención a lo que nuestro cuerpo físico y emocional necesita. Atender estas necesidades requiere concentrar nuestra energía en nosotros mismos y dejar de alimentar lo que sentimos que drena nuestra atención y que no nos hace bien. Siendo coherentes con hacernos bien a nosotros mismos, no vamos a desperdiciar nuestra energía en personas y situaciones que nos hagan sentir mal, ¿verdad? Y esto incluye todo nuestro entorno, porque a lo que le damos atención es lo que crece en nuestra vida. Entonces por ejemplo, si me doy cuenta que mirar las noticias me desconecta de mi realidad y me produce ansiedades y miedos que no puedo manejar emocionalmente y que además no suman nada positivo a mi día a día, entonces haré algo al respecto, que en cada caso será diferente según los intereses y capacidades de cada uno.
Si he dejado que personas me traten mal y se aprovechen de mí, porque hasta el momento estuve haciendo eso conmigo, veré de que forma puedo encontrar el equilibrio nuevamente, si estas personas no se adaptan a este nuevo yo, simplemente se alejarán y lo más sano es aceptar que eso suceda, porque la realidad es que no puedo hacer otro proceso más que el mío, y las personas o situaciones que no estén preparadas para integrar esos cambios seguirán su propio camino. No es egoísmo, ni soberbia, es amor. Por amor reconozco que no puedo intervenir en el proceso de otro. Y por amor a mí misma respeto que mi proceso es diferente y sigo mi camino.
El intercambio es necesario y debe ser equitativo para que ninguna de las partes se resienta. En este crecer, iremos acercándonos a personas que también tengan la voluntad de integrar y trabajar en sí mismos, para superar esas barreras que nos hacen sentir separados, ya que el trabajo en uno mismo, en nuestras propias inseguridades y miedos, es lo que nos acerca más a los demás.
Estas son solo palabras, reflexiones, que de ninguna manera pretenden señalar el camino a nadie, ya que cada cual es dueño de reflexionar por sí mismo según sus experiencias personales. Sólo puedo decir que llevarlo a la práctica es mucho más difícil de lo que parece... abrir nuestro corazón y volvernos más vulnerables, reconocer nuestras necesidades y atenderlas, reconocer en el otro un yo que también tiene sus vulnerabilidades y miedos... y tenernos paciencia, mucha paciencia para transitar este camino.





"Vida no me trates mal
siempre te quise igual
te voy a dar una flor si lo que siento es amor
cuando deje de cantar tendré que irme de acá
tengo más de una razón para regar mi valor"


No hay comentarios:

Publicar un comentario