jueves, 4 de febrero de 2016

El arte de trasmutar



Ya que esto se ha convertido prácticamente en un diario de mi proceso interno, hoy quiero expresar algunas ideas sobre los cambios, o más bien las transformaciones profundas. 

Estos períodos de nuestra vida, en ocasiones se caracterizan por factores externos que, llegado a un punto se vuelven insostenibles y se produce un cambio, a veces paulatino, otras repentino, siempre definitivo. Es un punto de quiebre que marca un antes y un después. Lo que estábamos acostumbrados a ser hasta ese momento, ya no puede seguir siendo. Como consecuencia, buscamos otras vías de evolución. 





La representación física de este estado o fénomeno de transformación profunda es la muerte. 
El arcano 13, o el arcano sin nombre. 

Una puerta debe ser cerrada, una etapa debe ser finalizada, para comenzar una nueva etapa o abrir una nueva puerta. 
Todas las concepciones negativas que tenemos con respecto a estos momentos, provienen de nuestra mente y nuestras creencias. De por sí en toda la naturaleza el cambio es la única constante, y lo absurdo es pretender un estado permamente de algo, lo que sea. Todo cambia todo el tiempo, todo perece, todo se transforma. Al momento mismo de morir el cuerpo, de nada nos sirve apegarnos a él, ya que es inútil. Es nada más una cáscara, una corteza. ¿podemos imaginarlo? Si nos paramos unos segundos fuera de nosotros mismos, podemos entender que el cuerpo es solo un disfraz, algo perecedero, mientras que la esencia es infinita, nunca muere... pero siempre cambia, trasmuta. Porque en la materia nada es permanente y todo está destinado a degradarse y a transformarse.

Esto no es nada nuevo... tal vez algunos lo olvidaron, aunque no creo que sea posible. El uróboros es un símbolo muy antiguo que representa que la muerte existe sólo en la dimensión física, y que la naturaleza se alimenta de sí misma. Alimentamos a la tierra cuando morimos y la tierra nos alimenta a nosotros mientras estamos "vivos". Como dos caras de la misma moneda, la esencia continúa viviendo sólo que ya no ocupa ese cuerpo, ese conjunto de átomos en degradación.
La serpiente que "se come su propia cola".





Algunas personas siguen viviendo como si no fueran a morir nunca, y tratan de sostener estructuras durante largos períodos de sus vidas, pretendiendo que se mantengan y evitando cambiar, a costas de su propia infelicidad y malestar muchas veces. 

Me ha tocado experimentar muchos cambios en mi vida, y siempre cuando arribaban esos momentos me pregunté a mí misma: ¿a qué le temo más? ... siempre tuve más miedo a quedarme igual que a cambiar... siempre cambiar fue la opción más difícil, pero la que más aprendizajes traía a mi vida. A la par de hacer un reordenamiento de mis prioridades, un renacimiento de mi nueva yo, un proceso interno y externo de redescubrimiento profundo y cuestionamiento de mis creencias y estructuras mentales. En cada una de esas muertes, fui deshojando las capas que no me permitían llegar a mi esencia, fui desmintiendo mentiras que me dije a mí misma, fui resignificando cada experiencia de mi vida... y sí, las experiencias en ocasiones fueron dolorosas no sólo para mí, sino para otras personas involucradas, pero creo que el aprendizaje fue mayor, que la intención es inspirar a buscar la propia felicidad. Muchas de nuestras familias vienen repitiendo y validando el patrón de la infelicidad. A tal punto se valida la infelicidad que nos sentimos culpables de ser felices. Bajo estos patrones, el que es feliz es apartado del clan, y por miedo a ser apartado se perpetúa la infelicidad al punto de enfermar el cuerpo, para sentir la importancia de que alguien se preocupe por nosotros, cuando la realidad es que los únicos que tenemos que ocuparnos y preocuparnos por nosotros mismos, somos nosotros mismos. Cada vez que estuve abajo, me levanté yo misma. Y con esto no quiero decir que no hay que pedir ayuda, ni que no recibí ayuda de mi entorno. Claro que es importante contar con gente que nos ame y nos quiera ver felices, pero el esfuerzo y el atravesar la experiencia lo hace uno mismo por uno mismo. Porque nadie puede hacer lo que le corresponde a otro. Cada proceso es diferente, y cada vez que enfrentamos nuestros miedos y atravesamos nuestras oscuridades cambiamos, porque cambiar está en la naturaleza y es la única constante. Vivir muchos años para ser siempre la misma no tiene sentido. Por lo menos para mí. 

Gracias por leer <3 feliz febrero del amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario