martes, 26 de julio de 2016

Corré la luz por donde vayan tus pies






Las respuestas a todas las preguntas están adentro. Nadie más puede saber lo que más alto te hace vibrar. Entonces sólo se trata de poner un pie delante de otro, al ritmo del corazón.
Aunque mi sueño parezca imposible o demasiado grande, aunque de a ratos me resulte increíble la realidad que vivo, de tan diferente a la que era hace un tiempo nada más.
El salto cuántico, es un salto al vacío, es entregarse al latir del corazón y confiar en la luz que guía mis pies. Y el mundo... se desmorona, deja de existir, son solo estructuras que construyen otras personas en otras vidas y que son parte de la red, pero mi energía está concentrada en el hilo de oro de mi camino, que es imposible ignorar... está ahí... me enciende, me llama. Me convierto entonces en todos los elementos de este universo y soy parte... y soy todo. Sólo esencia. 
Me detengo a observar este aquí y ahora que es lo único que existe.
Mis manos en el barro no hacen nada, el barro las hace a ellas y me hace a mí.
Y en la mirada del otro reconozco mi propia existencia.

Gracias, gracias, gracias.
A las miradas de mis hijos Salvador y Piero (en la foto).

A mi amigo Nico Borgnino por tan hermosa imagen.

Y gracias Lisandro por la música.

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