El pensamiento y la palabra. La imaginación y la semilla que, si se le da el cuidado necesario se manifiesta en lo concreto, da sus frutos. Todo lo que existe en lo tangible, en algún momento fue pensado, ideado. Toda creación fue primero una visión. La palabra en el viento esparce la semilla y llena el vacío creando realidad.
La palabra. El territorio donde el deseo se expresa, intangible pero real, y empieza manifestar su voluntad de ser. Palabras como dardos, como semillas. La dimensión mental crea toda nuestra realidad, y la reproduce, acorde a lo que digamos de ella.
¿Cómo comunicamos nuestra voluntad? ¿Tenemos claridad en nuestro deseo? ¿Somos impecables con nuestras palabras? ¿Qué es lo que sembramos desde nuestros pensamientos en la realidad que nos circunda? ¿Somos conscientes de ello? ¿Vivimos en la queja o en el agradecimiento? ¿Reconocemos y apreciamos la abundancia o vivimos en la carencia? ¿Qué de lo que se reproduce en mi realidad noto que es una reproducción de lo que vibro a nivel inconsciente?
Esta carta corresponde al elemento aire, y a la dimensión mental de la experiencia, la que lo atraviesa todo, pero por ser invisible e intangible muchas veces es la menos tenida en cuenta.
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